El Castillo de Montuenga de Soria, vigilaba el paso natural entre la meseta y la cuenca del Ebro, su importancia la atestigua la proximidad de la calzada romana entre Emérita (Mérida) y Caesaraugusta (Zaragoza), que utilizaba los valles del Jalón y el Henares para atravesar la meseta.
Cuando la frontera de la Marca Media se desplazó hacia el sur, entró en las disputas sobre La Raya entre los reinos de Castilla y Aragón. Igual que otros enclaves sorianos donde se localizan castillos como Jubera, Somaén o Aguilar de Montuenga, constituye un paso natural entre Castilla y Aragón, y por tanto una importante plaza desde donde controlar el acceso a Aragón, contando para ello con una extensa red de atalayas.
La zona fue objeto de disputas entre Pedro I y la casa de Trastámara, así como entre castellanos y aragoneses durante las guerras de la Raya. Estas atalayas se ubican en puntos de máximo dominio visual, aunque algunas están en zonas bajas y se destinan a la vigilancia de caminos y valles secundarios.
La obra existente es cristiana, pero construida sobre la anterior fortaleza musulmana. Se alza sobre un alto cerro, escarpado y alargado, desde el que domina la localidad de Montuenga de Soria. Quedan escasos restos de lo que fue la edificación, dos torres poligonales en los extremos unidas por lienzos. El castillo fue construido en mampostería con sillares en las esquinas y está perfectamente adaptado al cerro sobre el que se asienta. Impresiona pensar en la dificultad de zapa que presentaría en su tiempo, dada la altura total del conjunto. Actualmente se encuentra en muy mal estado de conservación.
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